16:42

Miro a escondidas aquel rostro, espero que no me mire, evado su mirada.

Encuentro tanto silencio en sus ojos que me cayo, tanto espacio entre sus manos, me perdí.

Entonces es cuando en medio de toda la gente, mi espalda comienza a doler, él pecho me arde y entonces sonrio.

Que triste estar a un lado de aquel abismo y no poder parar el dolor que cae y cae hasta el fondo.

Ya no me encuentro, ya no se quien es. Nunca lo supe. Nisiquiera yo. 16:42, que dolor.

No hay comentarios: