Tratado de libre comercio

A la salida del apartamento golpeada, averiada, había sido tratada como a un completo animal, pero y a él que le importaba, tenía ya su dinero y las ganas de victoria.

Con un buen trato cerró lo que fue el transcurso de mi vida a cuesta del sentimiento, al final no le importó que no tuviera ropa ni menos dinero, que la descencia se me había escapado entre las piernas.

Que se queme, no lo goza; que se pudra, es un idiota, me largaré de aquí, que lo disfrute
su puta perra madre, que de perra mucho, pero de puta, la única puta soy yo...

1 comentario:

FERKINTER dijo...

Los tratados y el comercio se consuman a piernas abiertas,pero las palabras se consumen en lánguidos fluidos de ideas.

En horabuena

ferkinter