Día 3 - El perro y el hombre-

Parece ser que la nostalgia aflora cada vez más. No se porqué extraña razón últimamente estoy sintiendo todo con agresión; las palabras, los juegos, las miradas, las expresiones, las caricias, los abrazos. Todo en absoluto me traslada a un estado de vulnerabilidad inmediato.

Una imagen seguida de una pregunta me fastidiaron el día de hoy. ¿A quién te recuerda?...

Vaya preguntas, vaya maneras.
Yo creo que mi estado natural de lloriqueos, reproches, maldiciones y demás esta retornando.
Vaya que me siento agotada, vaya que hago un enorme esfuerzo por no pensar, por no dedicar segundos a aquellas cosas que me ponen mal. Y pienso en lo bonito, aquellos recuerdos duraderos que se quedaron dentro de mi corazón marcados para siempre.

Sin embargo, me traslado a la realidad y ahí es cuando duele. Es inevitable ver pasar en segundos aquello que pudo ser algo bonito, aquello que pudo ser algo interesante. Aquello que pudo hacerme feliz. Sin embargo ahora ya no está. Y me remonto a épocas, a sueños, a imágenes, a nostalgias, a conversaciones que no tenían ningún solo propósito más que el sentir.

Ahora mis conversaciones son absurdas, están llenas de agresión, o por lo menos así lo siente mi corazón, están atascadas de falta de respeto, desilusión, interés al máximo. Y sigo parada en el mismo lugar, con las mismas cosas, esperando que suceda algo extraordinario que nunca pasará.

No se como tolero, como me dedico a practicar. Estoy cansada. Esto no es amar, esto no es querer, esto es un puto capricho que me esta desgastando cada vez más. Y me canso.

Es entonces cuando veo la foto y pienso "los perros tienen más amor que los hombres en sí". Irónico.

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